Huevos a la sollerica con crema de guisantes y sobrasada
Huevos a la sollerica
Ous a la sollerica
Fuente:
Huevos a la sollerica con crema de guisantes y sobrasada
WhatsApp Image 2025-09-21 at 09.20.09
Ous a la sollerica
Fuente:
Cada vez que cocino unos huevos a la sollerica siento que no estoy simplemente preparando un plato, sino dándole voz a una historia familiar que me acompaña desde que entré en contacto con Sóller y con la familia de mi mujer. La cocina, al fin y al cabo, tiene ese poder: nos permite acercarnos a lugares, a recuerdos y a personas a través de algo tan cotidiano como compartir un plato.
Quien ha estado en Sóller entiende bien lo especial que es este rincón de Mallorca. Allí, rodeado por la Serra de Tramuntana, uno tiene la sensación de que el tiempo se mueve de otra manera. El valle, con sus naranjos y limoneros, su huerta fértil y su puerto abierto al Mediterráneo, respira autenticidad. Cada producto tiene su carácter, y cada receta transmite la esencia de una tierra que ha sabido cuidar su identidad.
Dentro de esa tradición culinaria aparecen los huevos a la sollerica, un plato que podría parecer sencillo, pero que guarda en sí toda la filosofía de la cocina mallorquina: hacer mucho con poco, sacar partido de ingredientes humildes y crear con ellos un sabor que permanece en la memoria. Patatas fritas, sofrito de tomate y pimientos, y unos huevos coronando el conjunto. Una receta nacida del trabajo diario, pensada para alimentar después de largas jornadas, pero que con el tiempo se ha convertido en parte del patrimonio gastronómico de la zona.
Para mí, descubrir este plato a través de la familia de mi mujer fue como abrir una ventana a un mundo que no era el mío, pero que poco a poco también empecé a sentir como propio. Porque detrás de esas patatas y esos huevos había más que una receta: había sobremesas familiares, anécdotas transmitidas de generación en generación, y la certeza de que la cocina no solo se degusta, sino que también se hereda.
De ahí nació mi necesidad de reinterpretar los huevos a la sollerica. No por cambiar lo que ya es perfecto, sino por aportar mi mirada personal y hacer de este plato un puente entre lo que Sóller me ha dado y la forma en la que yo entiendo la cocina. En mi versión, el sofrito se transforma en una crema de guisantes aterciopelada, que no solo aporta frescor y color, sino que conecta con la fertilidad del valle y con la idea de una cocina más ligera. Las patatas se convierten en picatostes crujientes, evocando esa rusticidad tradicional pero desde una estética distinta. Y el huevo, que siempre fue el protagonista, se presenta a baja temperatura, con su yema melosa que abraza todos los sabores y da sentido al plato.
Cocinarlo de esta manera es, en el fondo, una declaración de intenciones: respeto profundo a la tradición, pero también libertad creativa para reimaginarla. Es mi manera de rendir homenaje a Sóller, a sus paisajes, a sus productos y, sobre todo, a la familia que me ha regalado este vínculo tan especial con la isla.
Porque los huevos a la sollerica, en cualquiera de sus formas, no son solo comida. Son un lazo con la tierra, con la memoria y con las personas que nos rodean. Y quizás eso es lo que hace que este plato, tan sencillo en apariencia, se convierta en algo tan grande cuando lo llevamos a la mesa.
Ingredientes para 6 personas:
Para la crema de guisantes:
400 g de guisantes frescos o congelados
1 cebolla
1 puerro
1 patata
1 litro de caldo de verduras
Sal, pimienta, aceite de oliva virgen y hierbabuena
Para el resto:
6 huevos de buena calidad
180 g de sobrasada curada de confianza
Ajo
Picatostes de pan
Piñones
Elaboración:
1. En primer lugar, prepararemos la crema de guisantes poniendo el caldo de verduras (cebolla, patata, puerro, zanahoria, nabo, pimiento rojo, tomate, col rizada, laurel, sal y pimienta) a calentar.
2. Podemos empezar poniendo los huevos en el roner (aparato de cocina a baja temperatura) y programarlo a 62,5 ºC durante unos 34 minutos.
3. En una olla ponemos la cebolla y la dejamos sudar con un poco de aceite de oliva. Después añadimos el puerro.
4. Cuando empiece a ablandar, incorporamos la patata pelada y troceada. Sofreímos un par de minutos y añadimos los guisantes. Damos unas vueltas y añadimos el caldo caliente.
5. Cuando empiece a hervir, añadimos sal y un poco de pimienta y dejamos cocinar unos 15 minutos, hasta que la patata esté tierna y los guisantes hechos. Con el fuego apagado, añadimos unas hojas de hierbabuena para aromatizar la crema.
6. Antes de triturar, retiramos parte del caldo para que no quede demasiado líquida (si hace falta siempre podemos añadir más después). Trituramos bien y pasamos por un colador para eliminar las pieles de los guisantes, de modo que quede una crema más fina.
7. Aparte, en una sartén, sofreímos un poco de ajo con unas gotas de aceite y, cuando esté caliente, añadimos la sobrasada hasta que quede bien hecha.
8. Freímos también unos picatostes de pan, que acompañarán muy bien la crema. Además, tostamos unos piñones, vigilando que no se quemen.
Emplatado:
Colocamos una base de crema de guisantes, encima el huevo a baja temperatura, la sobrasada salteada, los picatostes de pan y los piñones (como se ve en la foto).
Consejo de degustación:
El ingrediente principal de este plato es el huevo a baja temperatura. Para disfrutarlo correctamente, lo ideal es romper la yema y mezclarla con el resto de ingredientes.