En The Wine Side, Palma, descubrí que unos simples huevos rotos pueden convertirse en un plato inolvidable. La unión de las patatas crujientes, los carabineros jugosos y las yemas rotas en mesa es pura magia gastronómica.
Uno de los momentos que más me marcó en The Wine Side, en Palma, fue cuando llegaron a la mesa con los huevos rotos con carabineros. La preparación fue casi un espectáculo en sí mismo: trajeron la fuente con las patatas doradas al punto exacto, aún humeantes, y a su lado los carabineros, imponentes, con ese rojo intenso que anuncia todo el sabor que guardan dentro. En mesa rompieron los huevos con cuidado, dejando que la yema, brillante y sedosa, se deslizara sobre las patatas y los carabineros. El movimiento de la cuchara mezclando lentamente, impregnando cada bocado de esa salsa improvisada, fue hipnótico.
El aroma que se levantaba en ese instante era brutal: la combinación del mar profundo del carabinero con la rusticidad del huevo y la patata, todo envuelto en un perfume cálido que llenaba el aire. Y cuando llegó el primer bocado, la sensación fue arrolladora: la cremosidad de la yema abrazaba la suavidad de la carne del carabinero, mientras la patata aportaba la base crujiente y reconfortante. Era un plato sencillo en concepto, pero desbordante de intensidad, de esos que te obligan a cerrar los ojos y sonreír.
Lo que más me impresionó fue cómo algo tan popular como unos huevos rotos podía transformarse en un plato de lujo, casi festivo, gracias a la calidad de los ingredientes y a esa manera de presentarlo en mesa, como si quisieran que lo vivieras con todos los sentidos. No eran simplemente “buenos”; eran brutales, de los que se quedan grabados como una de esas experiencias gastronómicas que merecen contarse y repetirse.
Recomiendo ir no solo por este plato, sino también por la gran variedad de mariscos y pescados fresquísimos que ofrecen. Eso sí, conviene ir avisado: la frescura y la calidad se pagan, y el precio lo refleja, aunque cada bocado justifica la experiencia.


¡Bon profit!