Entre los platos que más destacan en la cocina de mi suegra María, hay uno que nunca deja indiferente a nadie: su lengua con alcaparras o llengua amb tàperes como se diría en mallorquín. Este es un plato que requiere tiempo, cuidado y precisión, y que refleja a la perfección cómo la dedicación y el conocimiento culinario pueden convertir un ingrediente humilde en un verdadero manjar. Desde el primer momento en que comienza la cocción, se percibe la promesa de algo especial: un aroma intenso y profundo que llena la cocina, anticipando la experiencia que está por llegar.
Lo que hace a esta receta tan memorable no es solo la suavidad de la lengua, sino la complejidad de la combinación de sabores que María logra equilibrar magistralmente. La lengua, cocida lentamente hasta alcanzar una textura delicada y tierna, aporta riqueza y consistencia al plato. A ello se suma el toque distintivo de las alcaparras, que aportan un matiz ácido, ligeramente salado y fresco, capaz de cortar la densidad de la lengua y aportar luminosidad a cada bocado. La combinación de estas dos notas genera una armonía que es a la vez sutil y potente: la suavidad y profundidad de la carne se encuentra con la chispa y el frescor de las alcaparras, creando un equilibrio perfecto que llena el paladar de matices inesperados.
Además, la manera en que María presenta el plato potencia aún más la experiencia. La lengua se corta en finas lonchas, mostrando su textura melosa, mientras que las alcaparras se distribuyen de manera que cada bocado combina el sabor intenso con el contraste ácido justo. Al degustarlo, se percibe la fusión de lo suave y lo brillante, lo consistente y lo ligero, un juego de sabores y sensaciones que hace que cada cucharada se sienta especial.
Este plato no es solo una receta, sino una demostración de cómo los contrastes de sabor y la paciencia en la cocina pueden transformar ingredientes sencillos en algo extraordinario. La lengua con alcaparras de María es ideal para ocasiones especiales o para quienes buscan un plato que impresione por su elegancia y sabor. Cada bocado es un viaje: rico, equilibrado y perfectamente pensado, que demuestra el talento y la sensibilidad de quien lo prepara.
Ingredientes para 4 personas:
- 2 lenguas de cerdo
- 1 cebollas
- 1 puerro
- 1 zanahoria
- Apio
- 200 g de tomate triturado
- 120 g de taquitos de jamón curado
- 1 bote de alcaparras
- 2 dientes de ajo
- Perejil
- Almendras
- Avellanas
- Sal
- Pimienta
- Laurel
- Aceite
Elaboración:
1. En primer lugar, se limpian las lenguas con agua y limón para eliminar cualquier impureza que puedan tener.
2. Después, se ponen a hervir con agua, cebolla, apio, puerro, bolas de pimienta y laurel. Una vez cocidas, se sacan y se retira la piel mientras están calientes, ya que sale mejor. Se cuelan las verduras (excepto el laurel) y se guarda el caldo de cocción.
Cuando estén frías, se podrán cortar mejor.
3. A continuación, se prepara el sofrito con el jamón y la cebolla, y cuando esté confitada se añade el tomate triturado. Todo se deja cocer a fuego lento durante un buen rato para que el sofrito se transforme casi en una confitura. Cuando esté así, se añade un poco del caldo de cocción de las lenguas.
4. Por otra parte, se prepara una picada con ajo, perejil, avellanas y almendras, añadiendo un poco de caldo para que se mezcle mejor.
Se incorpora esta picada al sofrito y se da unas vueltas.
5. Se colocan las lenguas en la cazuela y se añade un poco más de caldo de cocción si es necesario. Se mezcla con cuidado para no romper las lenguas.
Finalmente, se agregan las alcaparras y se da un hervor para unificar los sabores.
6. Para decorar el plato, se pueden poner algunas alcaparras deshidratadas, que se hacen en el horno a 100 °C durante unas 2 horas y luego se trituran, dando una textura crujiente y salada de alcaparra.
¡Bon profit!