El lomo con col es uno de esos platos que, al mencionarlos, te transportan inmediatamente a la cocina de casa, a los aromas que envuelven cada rincón y al calor de la familia reunida alrededor de la mesa. En mi caso, este plato está ligado a mi abuela María, una auténtica maestra de la cocina mallorquina, que sabía convertir ingredientes sencillos en verdaderos festines de sabor. Cada vez que preparaba lomo con col, la casa se impregnaba de un aroma inconfundible, que anunciaba que la comida no iba a ser cualquier comida: iba a ser un momento para disfrutar, compartir y recordar.
El secreto del lomo con col de mi abuela no estaba en complicadas técnicas ni ingredientes exóticos, sino en la paciencia y el cuidado con que cocinaba cada elemento. Comenzaba dorando el lomo con un toque de aceite de oliva, sellando los jugos y creando una base de sabor intensa. Luego, añadía la col, cortada en trozos generosos, que se cocinaba lentamente junto con cebolla, ajo y algunas hierbas aromáticas típicas de Mallorca. Poco a poco, los sabores se fusionaban, y el caldo que se formaba tenía un aroma profundo y delicado a la vez, lleno de matices que solo la cocina casera y el tiempo saben lograr.
La magia del plato estaba en la interacción de los sabores y texturas. El lomo quedaba tierno, jugoso y sabroso, mientras que la col absorbía todo el aroma de la carne y las especias, adquiriendo una textura suave pero firme que equilibraba perfectamente cada bocado. No era solo una comida: era una experiencia multisensorial, en la que cada cucharada traía consigo recuerdos de infancia, de domingos tranquilos y de charlas familiares alrededor de la mesa.
Además, este plato refleja perfectamente la cocina tradicional mallorquina, basada en productos locales, sencillez y respeto por la materia prima. No hace falta añadir grandes artificios: el sabor auténtico de la carne y la col, cocinados con tiempo y cariño, es suficiente para crear algo memorable. Para mi abuela María, cocinar era una forma de expresar amor, y el lomo con col era una de sus maneras más queridas de hacerlo.
Hoy, cuando preparo o pruebo lomo con col, no puedo evitar recordar esos momentos en los que la abuela movía la cuchara lentamente, probaba el caldo con una sonrisa y decía que faltaba “solo un poquito más de cariño”. Ese toque, más allá de la técnica, es lo que convierte a este plato en un verdadero tesoro de la gastronomía familiar, un recuerdo que perdura y que cada generación sigue disfrutando con la misma emoción que cuando lo cocinaba mi abuela.
En definitiva, el lomo con col de la abuela María no es solo un plato típico mallorquín: es memoria, tradición y sabor concentrados en cada bocado, un ejemplo de cómo la cocina familiar puede ser a la vez sencilla y profundamente memorable.
Ingredientes para 6 personas:
- 1 col
- 12 bistecs de lomo de dos colores
- Sal, pimienta y pimentón picante/dulce
- 50 gr sobrasada
- 80 gr camaiot o 6 butifarrones
- 6 trozos de panceta
- Cordón de algodón
- Aceite
- Harina
- 1 cebolla picada
- 1.2 vaso de vino rancio
- Agua o caldo de pollo (pastilla Avecrem)
Elaboración:
1. Lo primero, se pone agua hervir en gran olla, mientras vamos cogiendo las hojas mas grandes de la col, (las primeras muy verdes y gruesas NO). Con cuidado las separamos, lavamos y cuando el agua hierva las vamos echando a la olla, se da un par de vueltas, es solo para escaldar y aflojar, NO deben cocer, lo justo para poder manejarlas.
Se escurren en colador.
2. Reservamos el cogollo de la col, mas blanco, que lo podemos tener cortado a tiras.
3. Salpimentamos los bistecs de lomo.
4. Cogemos una hoja de col y ponemos un bistec, un trocito de sobrasada, uno de panceta y uno de botifarrón y cerramos el bistec, todo eso lo vamos envolviendo con la col, lo mas cerradito posible, lo atamos como podamos con el hilo de algodón.
5. Los rollos atados los pasamos por harina y los vamos friendo que queden dorados. Los reservamos.
6. El aceite que hemos utilizado lo pasamos a una greixonera.
7. Sofreímos cebolla picada, un poco de ajo, vamos añadiendo trocitos de panceta y cuando haya cogido bastante color y la cebolla esté bastante hecha, le añadimos la col blanca cortada, unas vueltas que se afloje y añadimos mas trocitos de sobrasada y botifarrón, unas vueltas y cuando empieza a estar todo cohesionado le ponemos un poco de vino blanco o rancio, una pastilla de avecrem, colocamos los rollos y añadimos agua, mezclar bien el sofrito con el agua, que queden tapados.
8. Se va cociendo a fuego lento. Cuidado con el agua, vale más añadir si es necesario.
OPCIONAL: Acabar de confitar en el horno, aunque no es necesario si el agua se ha calculado más o menos bien.
¡Bon profit!