Cuando preparo o disfruto un Boeuf Bourguignon, siento que estoy viviendo la cocina francesa en su máxima expresión, pero con un toque muy personal porque me recuerda a las veces que lo hacía con mi abuelo. Desde el primer instante, cortar la carne y sellarla en la cazuela me transporta a esos domingos largos, llenos de aromas y charlas mientras aprendía de su paciencia y su cuidado en la cocina. Mi abuelo siempre decía que la magia de un guiso no estaba solo en los ingredientes, sino en el tiempo y el mimo que dedicabas a cada paso.
El dorado de la ternera, la cocción lenta de la cebolla, la zanahoria y el ajo, y el añadido del vino tinto y el caldo son más que técnica: son un ritual que transforma los ingredientes humildes en un plato de intensidad incomparable. Cada burbuja que asciende mientras se cocina, cada aroma que se desprende, me recuerda a cómo mi abuelo enseñaba que un buen guiso es una conversación con la cocina, una manera de escuchar y respetar los sabores.
La paciencia es lo que define este plato. La carne se vuelve tierna hasta deshacerse, los champiñones y las cebollitas glaseadas aportan dulzura y profundidad, y la salsa, oscura y brillante, se convierte en la verdadera protagonista. Cada bocado es un encuentro de texturas y aromas: la fuerza del cordero o la ternera, la suavidad de las verduras y la intensidad aterciopelada de la salsa. Es un equilibrio tan delicado que solo se alcanza dejando que el tiempo haga su trabajo, algo que mi abuelo siempre enfatizaba mientras yo observaba fascinado.
Cuando llega el momento de servirlo, todo cambia: la mesa se llena de expectativa, los aromas invitan a sentarse y disfrutar despacio, y siento que, de alguna manera, mi abuelo está allí con nosotros, guiando la mano y enseñando con el ejemplo. Es un plato que reúne a todos, fomenta la conversación y hace que cada comida se convierta en una celebración. Me gusta acompañarlo con pan crujiente o patatas que absorban la salsa, porque cada cucharada se convierte en un pequeño ritual de placer, que recuerda la importancia de compartir y disfrutar con calma.
Para mí, cocinar Boeuf Bourguignon es mucho más que preparar un guiso francés; es revivir recuerdos, conectar con la tradición y honrar a mi abuelo. Cada vez que pruebo un bocado, cierro los ojos y siento la calidez de esos momentos en la cocina, la intensidad de la salsa y la emoción de aprender de alguien que me enseñó que la cocina es memoria, paciencia y amor. Este plato es una experiencia que alimenta tanto el cuerpo como el alma, un homenaje a la cocina de siempre y a las personas que la hacen inolvidable.
Ingredientes para 6 personas:
- 1 kg de carne de ternera, si es cuello mejor
- 3 lonchas de panceta
- 45 ml (3 cucharadas) Aceite
- 2 cebollas, pétalos o picada pequeña
- 3 zanahorias en rodajas
- 1 cucharada sopera de tomate concentrado
- 20 cebollas perlas (opcional)
- 1 ramita de apio (opcional)
- 30 gr (2 cucharadas) Mantequilla
- 45 gr (2 cucharadas soperas) Harina
- 750 ml (1 botella) de vino tinto
- 1000 ml de caldo de carne
- 1 pastilla de bouillon de boeuf
- 1 ramita de hierbas aromáticas (tomillo, hojas de laurel, perejil, ajo)
- 250 gr de champiñones
- Sal y pimienta
Elaboración:
1 En un bol combinar la carne cortada en trozos regulares, el vino, la zanahoria en rodajas, la cebolla picada, el diente de ajo, el tomillo, el perejil y el laurel. Cubrir con film de cocina y dejarlo marinar toda una noche en la nevera. Sacar la carne de la marinada. Secar con papel de cocina. Colar el líquido reservándolo, así como los vegetales, por separado.
2. Precalentar el horno a 180ºC (350ºF).
3. En una cazuela grande, dorar la carne y la panceta bien a fuego alto en dos etapas, en el aceite, aproximadamente 5 minutos. Pasar a un plato.
4. En la misma sartén, saltear las verduras con mantequilla, unos 8 minutos. Espolvorear con la harina y cocine por 3 minutos.
5. Añadir 2 cucharadas soperas de tomate concentrado
6. Desglasar con el vino y dejar evaporar 5 minutos. Regresar la carne. Verter el caldo y añadir el ramillete de hierbas.
7. Hornear en el centro del horno dentro de una olla de hierro fundido tapado, durante 2’15 horas, revolviendo cada 30 minutos.
8. En una sartén, saltear los champiñones con mantequilla.
9. Al cabo de una hora de cocción añadir los champiñones con un poco de perejil
10. A las dos horas y cuarto retirar del horno y retirar el ramillete de hierbas antes de servir.
¡Bon profit!